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ARTE POPULAR MEXICANO

Arte popular mexicano ?Los países que cuentan en su haber con una larga tradición cultural, son poseedores de varios valores que se deben al espíritu creativo de sus hombres. En esa variedad de valores se encuentra el arte popular, que aunque se manifiesta de diferentes maneras siempre aparece como consecuencia obligada de esa tradición. En el concierto mundial de las naciones México está considerado como un pueblo dueño de una sorprendente creatividad artística de carácter popular; la justificación de tal reconocimiento  se encuentra en el espectáculo que ofrecen las obras mismas, obras de un arte enraizado en las capas más profundas del ser que les da origen.

Las obras clasificadas como manifestaciones de arte popular proceden en la mayoría de las ocasiones, de una producción de tipo artesanal no masiva. El primer factor que en ellas se encuentra es la presencia directa de la mano del hombre, el palpitar de su sensibilidad, bien en la línea del dibujo, en el gusto por el color o en el modelado de la arcilla. Entre los artesanos suelen encontrarse seres dotados de una gran capacidad para el ejercicio de obras artísticas, lo cual  los diferencia de lo impersonal que hay en lo mecánico, en la producción seriada. Esta parece ser razón suficiente para ver en esas obras algo más que el contraste utilitario que poseen, bien cuando están destinadas al servicio directo del hombre o cuando tienen por finalidad mayor el culto religioso.

Arte Popular Mexicano

El arte popular en México es algo vivo y no una mera supervivencia, lo que se explica por razones de carácter económico, social y artístico. Los expertos consideran que aproximadamente un millón de familias se dedican total o parcialmente a esta actividad de la que dependen sus ingresos, porque el fuerte volumen de la producción cuenta con una alto número de compradores, y esto motiva un activo comercio interior y exterior.

En cuanto a las razones sociales de los valores implicados en el arte popular, los de carácter artístico o antropológico se han convertido en un signo de identidad, pues, por su cultivo y su origen ininterrumpido a lo largo de los años, patentizan de algún modo el medio social en que se producen esas obras.

La noción de arte popular es relativamente reciente y empieza a definirse como un campo artístico autóctono, según el concepto sociológico de “pueblo”.

Es pues, un modo de evocar algo que ha existido, pero cuyos valores específicos reconocemos y  estudiamos hoy con la profundidad y amplitud que nos permiten los medios del saber moderno. Cabe señalar en el caso de México, que la formulación inicial de esta noción se hizo prematuramente, pero muy próxima a lo que hoy entendemos por “arte popular”.

En México, el gran conjunto de productos de arte popular tiene dos raíces: Las artesanías del  México antiguo, y las de origen europeo. Pero el artesano no es un artífice meramente mimético ni un mero repetidor mecánico de formas y decoraciones. Al agregar a un objeto usual un elemento de belleza o de expresión artística, acepta todos los signos formales o decorativos que le parecen apropiados para expresarse y objetivar al medio que pertenecen.

 Por eso emplea elementos de otra procedencia, elaborándolos bajo formas o decoraciones de origen oriental o africano.

Arte Popular Mexicano
Arte Popular Mexicano

Al llegar el conquistador español a México, encontró diversos núcleos de población con estratos culturales diferentes. Había entre ellos, sin embargo, cierta unidad en cuanto a la procedencia étnica y rasgos de cultura. Kirchhoff dedujo de eso el concepto de Mesoamérica, porque el actual complejo artesanal de México coincide, aproximadamente, en cuanto a la distribución geográfica de la producción, con el territorio comprendido en esa noción. Al ampliarse y consolidarse la conquista e imponerse una nueva religión y un nuevo estilo de vida, se inició un proceso de reforma, que se encuentra en la raíz del arte popular mexicano.

Los complejos artesanales mesoamericanos, aunque individualizados en cuanto a la procedencia étnica, comprendían ciertas notas entre las que destacan algunas materias primas; ciertas técnicas muy avanzadas, como la alfarería y las metalúrgicas, y la índole mágico-religiosa de las decoraciones. Por su parte los españoles aportaron materias primas desconocidas en Mesoamérica, como el hierro y productos animales de especies nuevas; técnicas como el vidriado cerámico y herramientas de hierro y acero;  el torno del alfarero y el telar de pedales. Además aportaron un gran número de formas y decoraciones que influyeron poderosamente en las artesanías virreinales. También estructuraron la producción representada por el sistema del gremio-cofradía con sus respectivas ordenanzas y sus constituciones anexas.

Estos factores actuaron principalmente en el campo de las artesanías artísticas, unas de extracción aborigen, como la cerámica, la orfebrería, la textilería, y otras afines, y algunas nuevas como la herrería. Esta estructuración fue práctica y útil. Sobre todo en los centros urbanos, en los que las autoridades podrían tener un control, más o menos perfecto, sobre los artesanos y las materias primas, y en donde la producción era congruente con las necesidades europeas, criollas y mestizas.

Pero al mismo tiempo, las grandes capas de población indígena mantuvieron su producción original, modificada por la influencia técnica-artística introducida por el conquistador, pero siempre orientada de acuerdo con su estilo de vida paulatinamente modificado. La coexistencia de ambas clases de producción artesanal originaron influjos mutuos, y así se fue generando lentamente un arte popular, mestizo, en cuyos elementos, según la rama, la proporción varía.

A medida que se consolidaba la organización social y económica del virreinato fueron apareciendo otras influencias; por ejemplo, el conocimiento directo de los productos orientales, posible por el establecimiento del tráfico comercial entre la nueva España y el lejano oriente. (China).

Así la producción artesanal fue aceptando y asimilando elementos extraños, como en el caso típico de la mayólica, llamada por nosotros “Talavera de Puebla” .Por esta razón, Alfonso Caso pudo decir que en México se cerró el ciclo de los azules, pues por una parte recibimos, a través de España, ingredientes orientales, y por otra, estos nos llegaron directamente.

Fuente: arte popular mexicano (editorial Herrero) Porfirio Martinez Peñaloza

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